El protocolo de crisis que Nixon nunca tuvo que seguir: "In Event of Moon Disaster"
Te contamos cómo la NASA se preparó para lo peor: un desastre lunar en 1969
El 16 de julio de 1969, el cohete Saturno V despegó desde el Centro Espacial Kennedy en Florida llevando a bordo a los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins. Su destino: la Luna. La misión Apolo 11 tenía como objetivo lograr el primer alunizaje tripulado de la historia y marcar un hito en la carrera espacial, a la vez que se “marcaba un tanto” ante la Unión Soviética.
Sin embargo, la NASA sabía que el éxito no estaba garantizado. Aunque el lanzamiento y la llegada a la Luna eran arriesgados, la parte más peligrosa de la misión era el despegue desde la superficie lunar y el reencuentro con el módulo de comando en órbita, donde los esperaba Collins para regresar a la Tierra. Si el módulo lunar Eagle no conseguía despegar o fallaba en el acoplamiento, Armstrong y Aldrin quedarían atrapados en la Luna sin posibilidad de rescate.
La Casa Blanca debía estar preparada para cualquier cosa. Es por ello que se había establecido un protocolo en caso de fracaso. Ese protocolo, además, constaba de un discurso, “In Event of Moon Disaster”, cuya existencia no se hizo pública hasta 1999, cuando fue revelado por la Biblioteca Richard Nixon.
Este era el protocolo de crisis a seguir:
1. Confirmación de la tragedia. Si el módulo lunar no podía despegar de la superficie lunar, la NASA agotaría todas las opciones para intentar solucionar el problema. Sin embargo, si el fallo era irreversible y los astronautas no podían ser rescatados, la agencia informaría inmediatamente a la Casa Blanca.
2. Llamadas presidenciales a las familias. Antes de hacer pública la noticia, el presidente Richard Nixon debía comunicarse con las esposas de Neil Armstrong y Buzz Aldrin para informarles personalmente de la tragedia.
3. Declaración presidencial en televisión. Tras las llamadas privadas, Nixon habría pronunciado el discurso "In Event of Moon Disaster" en una transmisión televisiva en horario de máxima audiencia. Su equipo de redacción, encabezado por William Safire, ya lo había escrito:
El destino ha dispuesto que los hombres que fueron a la Luna para explorar en paz se queden en la Luna para descansar en paz.
Estos valientes hombres, Neil Armstrong y Edwin Aldrin, saben que no hay esperanza para su recuperación. Pero también saben que hay esperanza para la humanidad en su sacrificio.
Estos dos hombres están entregando sus vidas en la causa más noble de la humanidad: la búsqueda de la verdad y el entendimiento.
Serán llorados por sus familias y amigos; serán llorados por su nación; serán llorados por los pueblos del mundo; serán llorados por una Madre Tierra que se atrevió a enviar a dos de sus hijos a lo desconocido.
En su exploración, han unido a los pueblos del mundo; en su sacrificio, fortalecen aún más la hermandad de la humanidad.
En la antigüedad, los hombres miraban a las estrellas y veían en ellas a sus héroes. En los tiempos modernos, hacemos lo mismo, pero nuestros héroes son hombres de carne y hueso. Otros los seguirán, y con certeza encontrarán su camino de regreso a casa.
La humanidad no se verá detenida en su exploración. Pero estos hombres fueron los primeros, y permanecerán en nuestros corazones.
Porque cada ser humano que mire a la Luna en las noches venideras sabrá que hay un rincón de otro mundo que pertenece para siempre a la humanidad.
4. Corte de comunicaciones con la Luna. Una vez confirmada la imposibilidad de rescate, la NASA habría interrumpido las comunicaciones con los astronautas. Esto significa que Armstrong y Aldrin habrían pasado sus últimos momentos sin contacto con la Tierra, enfrentándose a su destino en total aislamiento. Las razones son varias: evitar una agonía pública (la NASA transmitía en vivo parte de la misión), proteger la imagen de la NASA y la misión (mantener el legado del Apolo 11 como un hito heroico, no como una tragedia en directo), y proteger psicológicamente a los astronautas y a sus familias.
5. Ceremonia simbólica de “entierro”. El plan incluía un rito similar al de un entierro en el mar, en el que un sacerdote de la Casa Blanca habría realizado una ceremonia encomendando las almas de los astronautas "al más profundo de los abismos", en referencia al espacio infinito.
6. El desenlace. Una vez interrumpidas las comunicaciones, los astronautas habrían quedado completamente solos en la Luna, con dos posibles desenlaces: agotamiento del oxígeno en el módulo lunar (tenían oxígeno para 48 horas) o suicidio asistido por hipoxia o sobredosis de medicamentos (sea por despresurizar el módulo lunar llevando a una muerte inmediata, o a través de píldoras que podían inducir un coma antes de la muerte).
7. Gestión del impacto mediático y social. Se debía trabajar en un plan inmediato para controlar la narrativa de los acontecimientos, incluyendo un mensaje coordinado con la prensa para evitar especulaciones, así como instrucciones a las cadenas de televisión y radio sobre cómo presentar la noticia para transmitir solemnidad. Todo para asegurarse que los astronautas fueran recordados como héroes y no como víctimas de un fracaso.
8. Relaciones diplomáticas internacionales. Dado que la carrera espacial formaba parte de la Guerra Fría, el gobierno de EEUU habría informado rápidamente a sus aliados y, posiblemente, a la Unión Soviética para evitar malentendidos. La URSS probablemente habría reaccionado con cautela, expresando condolencias pero al mismo tiempo cuestionando la seguridad del programa espacial estadounidense.
9. Homenajes y monumentos conmemorativos. Se habrían preparado homenajes oficiales, como una ceremonia en el Congreso de EEUU, la creación de una placa conmemorativa en la Luna (enviada en una misión posterior) o el nombramiento de instalaciones espaciales en honor a Armstrong y Aldrin. También se habrían organizado funerales de Estado con asistencia de líderes mundiales.
El éxito del Apolo 11 y el final feliz
Afortunadamente, este protocolo y discurso nunca fue necesario. El 21 de julio de 1969, después de pasar casi 22 horas en la Luna, el módulo lunar Eagle despegó con éxito y se acopló al módulo de comando Columbia, donde los esperaba Michael Collins en órbita. Tres días después, el 24 de julio, la tripulación del Apolo 11 amerizó con éxito en el Océano Pacífico y fue rescatada por la Marina de EEUU. Nixon los recibió como héroes nacionales.
Pero todo siempre hay que preverlo. De ahí de la existencia de este protocolo de crisis.
Dejamos también, para los suscriptores premium, una selección de recursos adicionales, libros, webs, imágenes y vídeos (alguno hecho con IA sobre cómo hubiera sido el discurso) que profundizan en la historia del protocolo de crisis y el contexto de la misión Apolo 11 para la geopolítica: