Hélène Carrère d’Encausse, la cronista del fin de la Unión soviética
En esta sección queremos darte a conocer figuras que nos parecen clave y cuya obra y legado creemos que merece la pena conocer.
Quién fue
Hélène Carrère d’Encausse (1929–2023), apellidada Zourabichvili (pasó a ser Carrère d’Encausse tras su matrimonio), fue una de las historiadoras y especialistas en Rusia más influyentes del siglo XX y principios del XXI. De origen georgiano y criada en Francia, su vida y su obra estuvieron atravesadas por una obsesión intelectual: entender las dinámicas profundas de la Unión Soviética y anticipar su futuro. Fue miembro de la Academia Francesa desde 1990 y, más tarde, su secretaria perpetua —la primera mujer en ocupar ese cargo—, lo que la convirtió en una de las figuras más visibles de la cultura francesa contemporánea.
Nacida en París en una familia de exiliados rusos, estudió historia y ciencia política en la Sorbona. Desde muy joven orientó sus investigaciones al análisis de la URSS, no solo como potencia política y militar, sino como un mosaico complejo de nacionalidades, religiones y tensiones internas. Su origen familiar, marcado por la experiencia del exilio tras la Revolución de 1917, le otorgó una perspectiva singular: conocía la tradición imperial y cultural de la Rusia prerrevolucionaria, pero también supo analizar el comunismo como una etapa más dentro de la larga continuidad del poder estatal ruso.
Su obra más célebre, L’empire éclaté (El imperio estallado, 1978), se adelantó más de una década a la disolución de la URSS. En ella sostuvo que el sistema soviético no caería únicamente por la presión militar de Occidente o por el agotamiento económico, sino sobre todo por el despertar de las nacionalidades oprimidas en las repúblicas periféricas. Una tesis que en su momento parecía excéntrica, pero que el derrumbe de 1991 confirmó de manera espectacular.
El imperio estallado
Cuando Carrère d’Encausse publicó L’empire éclaté, la URSS era aún vista en Occidente como una superpotencia sólida, capaz de desafiar a Estados Unidos en todos los frentes de la Guerra Fría. Su diagnóstico rompió con esa visión: para ella, el verdadero talón de Aquiles soviético estaba en Asia Central, en el Cáucaso, en los pueblos musulmanes y en las naciones bálticas. Era allí donde las tensiones identitarias y religiosas podían convertirse en un desafío existencial para el poder central de Moscú.
El planteamiento de Carrère d’Encausse fue radical porque desplazaba el foco. Mientras muchos analistas ponían el acento en la economía planificada, la carrera armamentística o la represión política, ella miraba hacia las periferias, hacia lo que en apariencia era secundario. Su intuición fue que la URSS no era un Estado homogéneo, sino un conglomerado frágil de pueblos que aceptaban el dominio soviético por coerción, pero que nunca habían renunciado del todo a su identidad.
El tiempo le dio la razón. Entre 1989 y 1991, las repúblicas bálticas, Georgia, Armenia, Ucrania y las de Asia Central fueron proclamando su independencia, precipitando la implosión de la Unión Soviética. La predicción de Carrère d’Encausse no fue solo un hallazgo académico: marcó el debate geopolítico y le granjeó fama internacional como “la mujer que había previsto el fin del imperio rojo”.
La historiadora de Rusia
Más allá de sus análisis de la URSS, Carrère d’Encausse fue una extraordinaria divulgadora de la historia rusa. Publicó biografías de figuras como Lenin, Nicolás II o Stalin, siempre con la intención de mostrar las continuidades y rupturas de la tradición política rusa. Para ella, Rusia no podía entenderse solo desde el prisma soviético: había que remontarse a la herencia zarista, a la religiosidad ortodoxa, al peso del territorio y a la obsesión por la centralización del poder.
Una de sus ideas recurrentes era la dificultad de Rusia para escapar de un ciclo de autoritarismo, centralismo y expansión territorial. Incluso tras la caída de la URSS, advertía sobre la tentación de Moscú de reconstruir un espacio de influencia en sus fronteras. Su lectura de la Rusia postsoviética fue, en este sentido, premonitoria de algunos debates actuales en torno al neoimperialismo ruso.
Carrère d’Encausse no fue solo una académica: también ocupó cargos políticos, como eurodiputada por el RPR (partido gaullista), y fue una voz escuchada en la política francesa cuando se trataba de Rusia y Europa del Este. Su doble perfil, entre la investigación y la política, reforzó su figura de intelectual.
Legado
El legado de Hélène Carrère d’Encausse es doble. Por un lado, su obra académica permanece como una referencia obligada para entender la complejidad de Rusia y de la Unión Soviética. Por otro, su trayectoria en la Academia Francesa simboliza la integración de una voz femenina y extranjera en una de las instituciones culturales más cerradas y simbólicas de Francia.
Su intuición sobre el papel de las nacionalidades en la caída de la URSS no solo fue visionaria, sino que nos recuerda hasta hoy que los imperios —ya sean antiguos o contemporáneos— se sostienen mientras logran integrar la diversidad de pueblos que los componen. Cuando esa integración falla, la fractura es inevitable.
Carrère d’Encausse nos dejó, en suma, una lección: mirar más allá de los centros de poder, observar los márgenes, escuchar las voces periféricas. Allí, en los rincones que parecen irrelevantes, se gestan a menudo los grandes cambios de la historia.
Familia
Su hijo, Emmanuel Carrère (nacido en 1957), es uno de los escritores más notables de la literatura francesa contemporánea. Libros como El adversario, Una novela rusa o De vidas ajenas lo convirtieron en una figura central de la narrativa europea. En 2025, Emmanuel publicó Kolkhoze (gràcies, Jaume Bellmunt per la pista!), una obra íntima y reflexiva en la que vuelve sobre la figura de su madre y sobre su propio linaje intelectual. El título, tomado de las granjas colectivas soviéticas, funciona como una metáfora del espacio familiar: una comunidad cohesionada por la disciplina, pero atravesada por tensiones soterradas. A través de un tono sobrio y confesional, Carrère examina la relación con su madre, hecha de admiración y distancia, de amor y desconcierto.
Kolkhoze no es una biografía ni un ajuste de cuentas, sino un intento de comprender la herencia emocional e intelectual de una figura excepcional. En el retrato de Hélène Carrère d’Encausse aparece una mujer brillante, exigente y apasionada por Rusia, cuya presencia marcó de manera indeleble la vida de su hijo.
Política Creativa es una iniciativa de Xavier Peytibi (ideas y recomendaciones) y de Juan Víctor Izquierdo (tecnología). Puedes leer todos los contenidos en www.politicacreativa.com
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